Continuando la serie de entradas en las que describimos las medidas pasivas en la arquitectura bioclimática, hoy nos referimos a las estrategias de verano en España.
Si bien la idea de
captar calor gracias al sol parece fácil, lo que en principio no se antoja tan
sencillo es captar frío para alcanzar el confort en verano. Las estrategias
aquí pasan por reducir el sobrecalentamiento de los espacios interiores (en
ocasiones, debido a la radiación desde los paramentos hacia el interior de
parte de la energía solar recibida durante
varias horas, la temperatura interna de los edificios es superior a la exterior.
Esta situación se evita protegiendo la envolvente de la radiación solar) y por la eliminación de dicho sobrecalentamiento
mediante la introducción de aire más fresco desde el exterior (por ejemplo con
ventilación natural nocturna).
Las acciones
son:
Acciones contra el
sobrecalentamiento.
Acciones contra la
sensación de calor, sin enfriamiento.
Acciones directas de
enfriamiento.
ACCIONES CONTRA EL
SOBRECALENTAMIENTO
Huecos: Habida cuenta
de que, por razones de captación solar en invierno, los huecos deben estar
situados fundamentalmente al sur, es necesario protegerlos en verano mediante
elementos móviles (tipo toldos o lamas orientables) o fijos (tipo marquesinas) que,
aprovechando la diferencia de altura solar en invierno (27º, 12.00 horas, 20 de
diciembre en Madrid) y en verano (73º,
12.00 horas, 20 de junio en Madrid), se dimensionan para permitir la captación
en invierno y sombrear en verano. Deben disponerse de tal manera que permitan
la ventilación cruzada. Debe evitarse la orientación oeste (calurosa en verano
e ineficaz en invierno). Deben seleccionarse los tipos de vidrio más adecuados.
Edificio de viviendas del Instituto Social de la Marina en la Barceloneta (1951-1954) Autor: Josep Antoni Coderch |
Cubiertas: Por la
inclinación de los rayos solares en verano, que inciden cerca de la
perpendicular, es la superficie de la envolvente más castigada (más que la
fachada sur). Las recomendables son ventiladas con terminaciones en colores
claros (el aire circula por una cámara entre la hoja exterior de terminación y
la interior de protección del espacio habitable), autoventiladas (de escaso uso
actualmente) o vegetales. Estas últimas tienen un magnífico comportamiento ya
que además de tener una óptima conducta en cuanto a la reducción de los efectos
de la radiación solar y buenas prestaciones acústicas pueden funcionar como
aljibe de agua (protegiendo la impermeabilización y colaborando en la reducción
de las dimensiones del saneamiento), producne oxigeno, absorben CO2, retienen
el polvo, colaboran en la reducción del efecto isla de calor y aumentan la
biodiversidad.
Fachadas: Con la
misma idea que las cubiertas, se pueden diseñar ventiladas (fundamentalmente
útiles en las fachadas oeste). También
pueden ser vegetales. Los colores de terminación deben ser claros.
Al margen de estas
acciones para reducir el sobrecalentamiento exterior hay que indicar que en
ocasiones pueden ser necesarias además actuaciones para eliminar el que reste
en el edificio. Ello se consigue con la ventilación que sustituya el aire
interior sobrecalentado por aire exterior a menor temperatura.
ACCIONES CONTRA LA
SENSACIÓN DE CALOR SIN ENFRIAMIENTO.
Reducir la humedad relativa (para reducir la
temperatura efectiva), lo que favorece la evapotranspiración. Hay distintos
métodos relativamente sofisticados (por ejemplo, hacer pasar el aire a través
de materiales porosos o de materiales higroscópicos)
Aumentar la velocidad
del aire (para reducir la temperatura efectiva). Elevar la velocidad del aire
en 0.25 m/s puede reducir la temperatura efectiva en 1ºC. (con el límite de 1.1
m/s a partir del cual la sensación no es agradable)
Disponer superficies
frías. Supone también métodos relativamente sofisticados (baldosas cerámicas
con agua en su interior, conducciones de agua empotradas en las paredes, etc.)
La ventilación es una
estrategia que actúa al mismo tiempo contra el sobrecalentamiento y contra la
sensación de calor. Puede ser natural, forzada natural o inducida.
La ventilación
natural cruzada es altamente eficaz ubicando huecos en fachadas diferentes y si
es posible a alturas diferentes (por ejemplo ventana/lucernario).
La ventilación
forzada natural se basa en el calentamiento del aire para que ascienda y se
creen movimientos del mismo. Existen distintas maneras de hacerlo, entre ellas
las chimeneas solares. También, por efecto Venturi, se pueden utilizar los
elementos de extracción por viento.
La ventilación inducida,
menos frecuente, que consiste fundamentalmente en introducir el viento en el
interior del edificio y eventualmente refrescarlo (haciéndolo pasar por zonas
de agua, por ejemplo) antes de que ingrese en los espacios a acondicionar. Un
caso de ventilación inducida son las chimeneas de viento.
ACCIONES DIRECTAS DE
ENFRIAMIENTO.
Enfriamiento
evaporativo. Más eficaz en climas secos. Basado en el hecho de que al evaporar
agua es necesario aplicar energía (para evaporar un gramo de agua son
necesarios 2.424 J. Aplicados a 1 m3 de aire bajan su temperatura en
2.2 ºC). Los jardines con agua susceptible de ser evaporada y vegetación que
evapora agua a través de las hojas son elementos de enfriamiento evaporativo.
Otro modo de producirlo es mediante el paso de agua a través de masas de agua
(mejor fuentes o difusores que estanques)
Enfriamiento
radiante. De entre las distintas posibilidades (techos fríos, cubiertas
húmedas, fachadas radiantes…) es especialmente eficaz, en los lugares más
calurosos de nuestro país, el patio. En él se almacena el aire frío de la
noche. Al ser más pesado que el caliente queda atrapado “cediendo el frescor”,
horas después, a los espacios que dan a él. El funcionamiento mejora
cubriéndolo durante el día con lonas para evitar la radiación solar.
Enfriamiento
conductivo. Es el debido a las superficies frías (conductos enterrados y las construcciones enterradas).
Enfriamiento
convectivo. Se consigue con la ventilación nocturna, al incorporar al interior,
aire fresco del exterior. Para que sea eficaz es imprescindible la existencia
de inercia térmica que permita acumular el “frescor” y que éste sea devuelto al
ambiente al día siguiente.
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