domingo, 22 de junio de 2014

TODOS SABEMOS DE URBANISMO

Hace unos días, el presidente en España de la multinacional de la bebida de cola más vendida en nuestro país dijo que el principal problema de los trabajadores españoles es que quieren tener el trabajo a la puerta de casa: "El problema de este país es el drama cuando uno quiere tener el trabajo a la puerta de su casa; eso no sucede en otros países y esa falta de flexibilidad es lo que nos está haciendo tener una estructura empresarial un poco anquilosada", afirmó en declaraciones a Radio Nacional de España.


Unas palabras tan rotundas, que parecen demostrarnos que este señor posee datos sociológicos y urbanísticos y conoce de geografía humana, de la relación de la ciudad con la gran industria y la economía, nos llevan a pensar que tiene un determinado concepto de urbanismo o que al menos se ha parado a pensar (además de en lo que puede suponerle para su negocio) en la planificación de las ciudades, en las funciones del urbanismo o en la capacidad de la ciudad moderna para ser sostenible y colaborar al bienestar de las personas.

TRABAJO Y CASA: ¿RELACIÓN KILOMÉTRICA?
Desde esa perspectiva, la relación del lugar de trabajo y del lugar en el que se vive se reduce simplemente a ser una relación de distancia, kilométrica. No escasean alcaldes que tienen a gala que su ciudad sea un gran nudo de comunicaciones, orgullosos de la confluencia de autopistas, ferrocarril y aeropuerto, con la satisfacción que muestra quien, como algunos antievolucionistas prelamarckianos, piensan que el órgano crea la función.  


LA CARTA DE ATENAS
Esto nos ha hecho recordar algunos movimientos del siglo XX, y cuyos seguidores siguen luchando por una urbanística centrada en el respeto a los ciudadanos y en el intento de gastar la mínima energía. Movimientos como el de la Carta de Atenas (con firmantes como Le Corbusier o Sert), manifiesto urbanístico redactado en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna en 1933, y que solicita entre otras cosas:
-       Que los barrios de vivienda ocupen, en el espacio urbano, los mejores emplazamientos, aprovechándose la topografía, tomando en cuenta el clima, la luz solar más favorable y las superficies verdes que sean posibles.
-       Que la elección de las zonas de vivienda venga dictada por razones higiénicas
-       Que se impongan densidades razonables, según las formas de vivienda impuestas por la naturaleza misma del terreno
-       Que se prohíba el alineamiento de viviendas a lo largo de las vías de comunicación
-       Que se tomen en cuenta los recursos de la técnica moderna para levantar construcciones altas y que, construidas a gran distancia unas de otras, liberen el suelo en favor de grandes superficies verdes.

En la Carta se propone la colocación de los edificios en amplias zonas verdes poco densas. Estos preceptos tuvieron una gran influencia en el desarrollo de las ciudades europeas tras la Segunda Guerra Mundial y en el diseño de Brasilia.


¿UTOPÍA DE LOS AÑOS 30?
Deudores en buena medida de “la idea de la ciudad funcional” de Cornelis van Esteren en 1928, y criticados en parte por una excesiva simplificación, nos han dejado algunas conclusiones dignas de tener en cuenta cuando oímos frases como aquellas con las que abríamos este artículo:
-       La vivienda debe tener primacía sobre el resto de usos.
-       En la situación de la residencia se buscará la higiene.
-       Las características del terreno en función del asoleamiento determinan la relación vivienda/superficie la determinan
-       Se debe prohibir la disposición de viviendas a lo largo de vías de comunicación.
-       La solución son las viviendas en altura situadas a una distancia entre ellas que permite la construcción de grandes superficies verdes (tapiz verde).

Y en su punto 11, la Carta dice: “Cuanto más crece la ciudad, menos se respetan las «condiciones naturales». Por «condiciones naturales» se entiende la presencia, en proporción suficiente, de ciertos elementos indispensables para los seres vivos: sol, espacio, vegetación. Un ensanchamiento incontrolado ha privado a las ciudades de estos alimentos fundamentales de orden tanto psicológico como fisiológico”. O en su punto 41: “Los lugares de trabajo ya no se hallan dispuestos racionalmente en el interior del complejo urbano: industria, artesanía, negocios, administración y comercio”. Y en el 42: “La vinculación entre la habitación y los lugares de trabajo ha dejado de ser normal; impone unos trayectos desmesurados”

Si volvemos a leer las rotundas declaraciones del ejecutivo de la multinacional después de estas referencias a algunos de los artículos de la Carta de Atenas podemos entender mejor hacia dónde nos propone ir este señor.

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