En 2012 el
artista Hans Haacke expone en el
Centro de arte Reina Sofía de Madrid ‘Castillos en el aire’, obra que puede
representar lo que los edificios abandonados o a medio construir suponen en un
barrio de una ciudad. Haacke transmite en su obra la sensación de pasear por
las calles en las que buena parte de las construcciones son esqueletos o edificaciones
sin función y sin vida. El artista se fija en el barrio madrileño del Ensanche de Vallecas, prolongación de
Madrid hacia el Este de la ciudad, acotado por la Cañada Real (famosa de cuando
en cuando en la prensa local por los desalojos de edificios construidos
alegalmente) y muy cerca del gran vertedero madrileño de Valdemingómez. El
Ensanche de Vallecas tiene cerca de 5 km de largo y ocupa alrededor de 7
millones de km2. Se planeó para albergar a más de 28.000 viviendas
con sus equipamientos correspondientes. Cuenta con un centro de estudioy tratamiento del Alzheimer y con un centro de ayuda y tratamiento de drogodependencia.
UN NUDO DE
MOVILIDAD
En el Ensanche de
Vallecas madrileño hay edificaciones interesantes por su diseño (el edificio
situado en el área de Las suertes, con 22 plantas, creado de forma que el
vecino de abajo es también el vecino de arriba y que cuenta con una piel de
escamas de zinc como recubrimiento exterior y con menos huecos de la envolvente
hacia el norte) o por sus condiciones de sostenibilidad (el bulevar bioclimático construido en una
franja peatonal cuya idea pretende, con tres árboles artificiales - torres de
viento de geometría circular y con paredes vegetales y textiles- crear un
espacio público que aumente la vida en el exterior de los domicilios).
Pero con ellas coexisten
en el Ensanche edificios a medio construir, salpicadura de solares, malos
olores procedentes del vertedero y una
evidente falta de las dotaciones que se plantearon en su concepción. Esa escasez
de servicios cercanos a los domicilios obliga a muchos vecinos del Ensanche a
recorrer grandes distancias para llegar a farmacias y tiendas, pero también a
colegios y parques infantiles, lo que hace del barrio un exponente moderno y
clarísimo de ciudad como nudo de
movilidad, donde los domicilios son centros creadores de movilidad de las
familias, y el coche particular es fundamental para cualquier desplazamiento,
desde comprar el pan hasta llevar los niños a la escuela.
Llega al barrio
el Metro, pero solo a una zona en las cercanías del gran centro comercial,
donde se juntan miles de vehículos y de personas; hay áreas arboladas con pocos
paseantes, donde abunda el pino y no abunda el serbal, árbol propio de las
sierras norteñas, que se plantó profusamente en esas áreas que no parecen corresponder
a las condiciones necesarias para que este caducifolio viva (se pueden ver en
primavera florecer a los ya escasos serbales del Ensanche, con su tronco
rojizo, en una zona tan extraña para él en tipo de tierra y clima); hay iniciativas de vecinos para hacer más
habitable su barrio (como plantar girasoles en las medianas de las largas y
solitarias avenidas y que son eliminados al no contar con el beneplácito del
Ayuntamiento); hay un megaproyecto urbanístico, el parque sostenible de Toyo
Ito, que sigue abandonado seis o siete años después de su diseño; y por
supuesto hay denuncias sobre problemas vecinales, derivados de la crisis y de
la falta de dotación presupuestaria de entidades como el Instituto madrileño de
la vivienda.
LAS RUINAS DE
NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL
… Y están los
edificios sin acabar, las zonas sin edificar… ¿cuántas toneladas de tierra y
materiales movidas en nivelaciones y limpiezas de terreno, excavaciones,
acarreos, consolidaciones, rellenos, cimientos, dan lugar a los esqueletos que ve Haacke? Todo para
conseguir que paseemos, como hace el artista, por largas avenidas con farolas, señales
de tráfico, calles con nombres de movimientos artísticos del siglo XX, bancos,
incluso árboles, pero en donde, especialmente en el extremo sudeste del
Ensanche, hay edificios sin terminar de construir, ejemplo del resultado del
colapso de la situación inmobiliaria en España.
Excelente descripción, con su toque literario incluso, de lo que pudo ser y no fue, de lo que es y puede ser, de lo que llegará a ser y sera ¿o no?
ResponderEliminarAsí es la realidad de la periferia urbana en cuanto a nuevos desarrollos se refiere. Y los habitantes se mantienen enmudecidos ante lo que no tienen (equipamientos) y lo que si tienen (olores). ¿Todos?
Queda un pequeño reducto con necesidades de acción y participación.
Os recomiendo si queréis seguir mas de cerca las actividades del Ensanche: www.paudevallecas.org
Y pequeñas iniciativas de arte comunitario en: www.artevecinal.es
Saludos.
Carlos RB
Gracias por el comentario, Carlos. El Ensanche de Vallecas puede ser un excelente ejemplo como dices "de lo que pudo ser y no fue, lo que es y puede ser, de lo que llegará a ser y será". Por eso te agradecemos la información de los enlaces que incluyes. Como zona urbana es muy interesante para seguir su evolución y para ver si se consigue un grado de habitabilidad adecuado
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