sábado, 10 de mayo de 2014

MEDIDAS PASIVAS EN LA ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA II.



Por medidas pasivas de diseño entendemos aquellas estrategias utilizadas a la hora de diseñar el edificio (fundamentalmente centradas en la envolvente) que permitirán la mínima demanda energética posible, garantizando unas óptimas condiciones de confort y de salud. Son las propias de la arquitectura bioclimática.

En España básicamente hay dos tipos de estrategias: las de invierno y las de verano. En este post hablaremos de las de invierno

ESTRATEGIAS DE INVIERNO.

Se basan en la captación de energía, en su distribución y en su almacenamiento. Fundamentalmente se trata de captar la energía que proviene de la radiación solar para su aprovechamiento inmediato, en algunos casos, o para un uso posterior, para lo cual hará falta distribuirla y/o almacenarla. 

Galerías acristaladas en A Coruña. España



Respecto de la captación existen cuatro sistemas:

1. SISTEMAS DE CAPTACIÓN DIRECTA.

Son los facilitados por los huecos acristalados (ventanas o lucernarios) correctamente orientados (en España hacia el sur). La energía penetra por ellos y calienta la estancia anexa. El inconveniente está (además de la necesidad de días soleados) en que los huecos son puntos débiles en la envolvente en cuanto a sus parámetros aislantes (cuando el sol se retira se producen más pérdidas por ellos que por los muros) y en que hay que diseñar elementos de protección para que queden sombreados en verano cuando la radiación solar es indeseada.

2. SISTEMAS DE CAPTACIÓN DIRECTA CON LAZO CONVECTIVO.

Son los conocidos invernaderos adosados o los miradores de muchas ciudades. La radiación solar, de onda corta, atraviesa el vidrio (que permite el paso de esta longitud de onda) y calienta los paramentos que encuentra (suelos y paredes) que, a su vez por convección, calientan el aire del invernadero y también devuelven, por radiación, parte de la energía recibida, pero lo hacen con onda larga, la cual ya no puede atravesar el vidrio y queda atrapada. El espacio del invernadero, que puede ser una galería, acumula así el calor. Dicho invernadero está separado del espacio a calefactar mediante un muro, ciego o acristalado (mejor ciego con elevada inercia térmica), con unas aberturas inferiores y superiores, que permiten, por el movimiento natural de ascensión del aire caliente, el acceso de este aire al interior de la habitación reemplazando al más fresco que pasa al invernadero, por las aberturas inferiores, para allí calentarse y continuar el ciclo. Los inconvenientes son los mismos que los descritos en el apartado anterior. Es recomendable disponer unos elementos tipo estores enrollables (uno por el interior y otro por el exterior). El interior se baja por la noche para minimizar las pérdidas y el exterior se baja en verano para evitar las ganancias indeseadas, al mismo tiempo que se abren los acristalamientos por la parte superior para dispar el calor.


3. SISTEMAS DE CAPTACIÓN RETARDADA POR ACUMULACIÓN.

Consiste en el adosamiento a los paramentos verticales (en fachadas) u horizontales (en cubierta) de elementos que absorben la radiación solar (por ejemplo recipientes plásticos negros que contienen agua) y que luego la transmiten al interior por conducción. El inconveniente mayor está en las grandes pérdidas que hay ya que durante el lento proceso una parte importante de la energía es devuelta al exterior antes de ingresar en el interior.

4. SISTEMAS DE CAPTACIÓN DIRECTA CON ACUMULACIÓN Y LAZO CONVECTIVO.

Son los conocidos como muro Trombe. En realidad es como un invernadero de pequeñísimas dimensiones en cuanto a la profundidad y cuya pared de separación con la habitación a calefactar es un muro básicamente ciego, de gran espesor (con gran inercia térmica) y con la cara exterior pintada de negro para aumentar la absorción de energía. El funcionamiento de movimiento del aire es como en el caso del invernadero (además de la energía que por convección directa emite en la cara en contacto con dicha habitación). El inconveniente de este sistema está en la condición del propio muro que, al ser ciego, imposibilita o hace muy difícil la ubicación de ventanas.


Del libro Energía renovable práctica. Iñaki y
Sebastían Urkía Lus. Editorial Pamiela

Estos sistemas acondicionan fácilmente los espacios adyacentes. Para que puedan hacerlo con otros más apartados es necesario distribuir la energía y llevarla hasta ellos. Existen distintas maneras de conseguirlo pero casi siempre es necesaria la aportación de algún elemento mecánico (aunque sea de pequeña entidad como un ventilador) para mover el aire a través, generalmente, de cámaras o conductos.

La acumulación de energía, fundamental en la arquitectura bioclimática, permite disfrutar de ella en momentos no coincidentes con el de la captación y además evita el golpe térmico que se produce en el momento de dicha captación. Hay distintas formas de acumulación, que no serán desarrolladas en este post, desde las más sofisticadas como la utilización de algunos materiales, por ejemplo las parafinas (que en los cambios de fase, de sólido a líquido, toman energía para después , al pasar nuevamente de líquido a sólido, liberarla) hasta el empleo de la inercia térmica de los materiales que permite acumular en su interior la energía para posteriormente cederla al ambiente.


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