lunes, 10 de noviembre de 2014

LA LUZ EN LA ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA



Desde tiempos inmemoriales se ha asociado la luz con el bienestar y la salud. En efecto, además de que la luz natural es la luz de mayor calidad para la realización de cualquier actividad y de que es un elemento de ahorro energético, al hacer innecesaria durante muchas horas diarias la iluminación artificial, ciertamente tiene efectos positivos en el organismo humano ya que regula la serotonina (llamada “hormona del placer” u “hormona del humor”) que es una hormona que representa un papel importante como neurotransmisor, en la inhibición de la ira y la agresividad. También regula la temperatura corporal, el humor, el sueño, el vómito, la sexualidad y el apetito. 

Sanatorio Marítimo de Górliz (Bizkaia). 1964
 
Durante las estaciones menos soleadas (otoño e invierno) se produce un aumento de la tristeza y una disminución de estímulo sexual. Cuando llega la primavera y el verano se produce un aumento progresivo del bienestar y la felicidad con mayor estímulo sexual, producto de las concentraciones de este neurotransmisor en el cerebro. En algunos países nórdicos debido a la escasez de luz, en ocasiones, se prescriben tratamientos de exposición a ella.

Por otra parte los niveles de melatonina varían a lo largo del ciclo de 24 horas y su respuesta, precisa a cambios en la iluminación ambiental, regulan los biorritmos asociados a los ciclos circadianos. 


En relación con la luz, el primer criterio de diseño en la arquitectura bioclimática, salvo situaciones excepcionales, es el aprovechamiento de la luz natural, el mayor número de horas posibles, asumiendo los eventuales inconvenientes (como el exceso de calor en verano, que habrá que corregir, también con el diseño adecuado. No obstante hay que poner de manifiesto que la luz natural es la que introduce menos calor, para los mismos niveles de iluminación).
 
Para ello hay que conseguir:

1.  Un nivel suficiente y adecuado para las tareas y el uso que se vaya a desarrollar. Para ello habrá que determinar:

·         Nivel de iluminación exterior.

·         Las orientaciones y paramentos más adecuados, según el uso, para abrir los huecos. Por ejemplo, la mejor luz para una biblioteca es la del norte o la que proviene de lucernarios en el techo (aunque hay que dimensionar y diseñar con cuidado los lucernarios para no provocar sobrecalentamientos en el interior en verano ya que la cubierta, entonces, es la superficie que recibe mayor intensidad de radiación solar). Sin embargo los huecos al norte son los que mayores pérdidas energéticas tienen además de que no tienen utilidad en cuanto a captación solar en invierno. Térmicamente lo huecos al sur tienen mejor comportamiento (si disponen de las debidas protecciones para verano) pero ofrecen mayores probabilidades de deslumbramiento.

Biblioteca de Viipuri. arq. Alvar Aalto. Iluminación cenital

·         Dimensiones correctas de los huecos. Por ejemplo las ventanas verticales permiten una mejor penetración de la luz que las horizontales de igual superficie, un hueco único alargado produce una iluminación más homogénea que una serie de huecos, etc.

·         Situación dentro del paramento. Por ejemplo, los huecos cercanos al techo son los que aseguran más profundidad en el progreso de la luz dentro de la estancia. La ventana colocada aproximadamente en el centro de la pared exterior del local consigue una iluminación interior de mayor nivel y uniformidad que si está colocada junto a una pared lateral. Etc.

·         Forma y dimensiones del local. Intentando que las distancias a los huecos no sean excesivas y permitan la correcta iluminación del fondo.

·         Forma de los techos que también colaboran en el alcance de la iluminación. Los curvos o achaflanados, bien dimensionados, conducen la luz más lejos que los planos, etc.

·         Tipo de acristalamiento. Transparentes, translúcidos que matizan la luz, etc.

·         Posibles reflectores que redirijan la luz. Si se coloca una repisa horizontal en la ventana se permite la reflexión de la luz hacia el techo, que a su vez puede reflejarla hacia el interior. Además divide el hueco de la ventana en dos partes y actúa como elemento de protección solar y protección contra el deslumbramiento, ya que reduce la visión del cielo desde el interior.

·         Elementos de protección o de tamización temporales. Protecciones solares móviles o fijas en el exterior. Persianas o cortinas en el interior.

·         Color y reflectancia de las superficies interiores (y exteriores como en el caso de los patios). En la zona próxima a la ventana predomina la componente correspondiente a la iluminación directa del cielo. En el resto del local prima la debida a las reflectancias de las superficies internas.  Si el techo está pintado de blanco se consigue mayor penetración de la luz hacia el fondo del local.

·         Elementos del exterior (edificios cercanos, árboles, pavimentos, etc.)

·         En ocasiones, por la gran dimensión del local, por la excesiva distancia a las fachadas o porque el local no tiene acceso al exterior, se puede hacer necesario utilizar los ya mencionados lucernarios o los conductos solares (conductos revestidos interiormente por espejos que llevan la luz a lugares en principio inaccesibles)

Iglesia de la luz. Osaka. arq. tadao Ando. La luz dirige la mirada de los asistentes

2  Evitar deslumbramientos que inhabiliten, que dificulten la realización de las tareas o que resulten simplemente molestos. Para ello son buenas prácticas:

·         La elección de vidrios adecuados (por ejemplo translúcidos) y la utilización de cortinas o estores para reducir la luminacia de la ventana.

·         Utilizar protecciones fijas o móviles para reducir la visión del cielo o que pueden ser reflectantes para redirigir la luz al techo.

·         Utilizar colores claros en la carpintería, jambas, suelos y techos alrededor del hueco.

·         No utilizar superficies reflectantes. Utilizar acabados mates.

·         Cuidar la iluminación en paso de zonas muy iluminadas a zonas de pobre iluminación, evitando superficies reflectantes cuando el paso es de zona oscura a iluminada.  

3   Relacionar el ambiente interior y el exterior, lo que supone una satisfactoria sensación para los usuarios de los espacios.

Casa estudio.Ciudad de México. arq Luis Barragán

4  Una buena reproducción cromática. El ser humano percibe el color como la luz que reflejan los objetos. Es decir nuestra percepción depende de la superficie de los objetos que vemos y de la fuente de luz que los ilumina. Nuestro patrón en la percepción de los colores es la luz del sol. Sin embargo ante determinadas fuentes de luz artificial podemos percibir  los colores de forma diferente a como los que vemos bajo la luz natural.







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