Desde
tiempos inmemoriales se ha asociado la
luz con el bienestar y la salud. En efecto, además de que la luz natural es
la luz de mayor calidad para la realización de cualquier actividad y de que es
un elemento de ahorro energético, al hacer innecesaria durante muchas horas
diarias la iluminación artificial, ciertamente tiene efectos positivos en el
organismo humano ya que regula la serotonina
(llamada “hormona del placer” u “hormona del humor”) que es una hormona que representa
un papel importante como neurotransmisor, en la inhibición de la ira y la
agresividad. También regula la temperatura corporal, el humor, el sueño, el
vómito, la sexualidad y el apetito.
Sanatorio Marítimo de Górliz (Bizkaia). 1964 |
Durante las estaciones menos
soleadas (otoño e invierno) se produce un aumento de la tristeza y una
disminución de estímulo sexual. Cuando llega la primavera y el verano se
produce un aumento progresivo del bienestar y la felicidad con mayor estímulo
sexual, producto de las concentraciones de este neurotransmisor en el cerebro.
En algunos países nórdicos debido a la escasez de luz, en ocasiones, se
prescriben tratamientos de exposición a ella.
Por otra parte los niveles de melatonina varían a lo largo del ciclo
de 24 horas y su respuesta, precisa a cambios en la iluminación ambiental,
regulan los biorritmos asociados a los ciclos circadianos.
En relación con la luz, el primer criterio de diseño en la arquitectura bioclimática, salvo
situaciones excepcionales, es el aprovechamiento
de la luz natural, el mayor número de horas posibles, asumiendo los
eventuales inconvenientes (como el exceso de calor en verano, que habrá que
corregir, también con el diseño adecuado. No obstante hay que poner de
manifiesto que la luz natural es la que introduce menos calor, para los mismos
niveles de iluminación).
Para ello hay que conseguir:
1. Un nivel suficiente y adecuado para las
tareas y el uso que se vaya a desarrollar. Para ello habrá que determinar:
·
Nivel de iluminación exterior.
·
Las orientaciones y paramentos más adecuados, según el
uso, para abrir los huecos. Por ejemplo, la mejor luz para una biblioteca es la
del norte o la que proviene de lucernarios en el techo (aunque hay que
dimensionar y diseñar con cuidado los lucernarios para no provocar
sobrecalentamientos en el interior en verano ya que la cubierta, entonces, es
la superficie que recibe mayor intensidad de radiación solar). Sin embargo los
huecos al norte son los que mayores pérdidas energéticas tienen además de que
no tienen utilidad en cuanto a captación solar en invierno. Térmicamente lo
huecos al sur tienen mejor comportamiento (si disponen de las debidas
protecciones para verano) pero ofrecen mayores probabilidades de
deslumbramiento.
Biblioteca de Viipuri. arq. Alvar Aalto. Iluminación cenital |
·
Dimensiones correctas de los huecos. Por ejemplo
las ventanas verticales permiten una mejor penetración de la luz que las horizontales
de igual superficie, un hueco único alargado produce una iluminación más
homogénea que una serie de huecos, etc.
·
Situación dentro del paramento. Por
ejemplo, los huecos cercanos al techo son los que aseguran más profundidad en
el progreso de la luz dentro de la estancia. La
ventana colocada aproximadamente en el centro de la pared exterior del local
consigue una iluminación interior de mayor nivel y uniformidad que si está
colocada junto a una pared lateral. Etc.
·
Forma y dimensiones del local. Intentando
que las distancias a los huecos no sean excesivas y permitan la correcta
iluminación del fondo.
·
Forma de los techos que también colaboran en el alcance
de la iluminación. Los curvos o achaflanados, bien dimensionados, conducen la
luz más lejos que los planos, etc.
·
Tipo de acristalamiento.
Transparentes, translúcidos que matizan la luz, etc.
·
Posibles
reflectores que redirijan la luz. Si se coloca una repisa horizontal en
la ventana se permite la reflexión de la luz hacia el techo, que a su vez puede
reflejarla hacia el interior. Además divide el hueco de la ventana en dos
partes y actúa como elemento de protección solar y protección contra el
deslumbramiento, ya que reduce la visión del cielo desde el interior.
·
Elementos de protección o de tamización
temporales.
Protecciones solares móviles o fijas en el exterior. Persianas o cortinas en el
interior.
·
Color y reflectancia de las superficies
interiores
(y exteriores como en el caso de los patios). En la zona próxima a la ventana
predomina la componente correspondiente a la iluminación directa del cielo. En el
resto del local prima la debida a las reflectancias de las superficies
internas. Si el techo está pintado de
blanco se consigue mayor penetración de la luz hacia el fondo del local.
·
Elementos del exterior (edificios
cercanos, árboles, pavimentos, etc.)
·
En
ocasiones, por la gran dimensión del local, por la excesiva distancia a las
fachadas o porque el local no tiene acceso al exterior, se puede hacer
necesario utilizar los ya mencionados lucernarios o los conductos solares
(conductos revestidos interiormente por espejos que llevan la luz a lugares en
principio inaccesibles)
Iglesia de la luz. Osaka. arq. tadao Ando. La luz dirige la mirada de los asistentes |
2 Evitar deslumbramientos que inhabiliten,
que dificulten la realización de las tareas o que resulten simplemente
molestos. Para ello son buenas prácticas:
·
La
elección de vidrios adecuados (por ejemplo translúcidos) y la utilización de
cortinas o estores para reducir la luminacia de la ventana.
·
Utilizar
protecciones fijas o móviles para reducir la visión del cielo o que pueden ser
reflectantes para redirigir la luz al techo.
·
Utilizar
colores claros en la carpintería, jambas, suelos y techos alrededor del hueco.
·
No
utilizar superficies reflectantes. Utilizar acabados mates.
·
Cuidar
la iluminación en paso de zonas muy iluminadas a zonas de pobre iluminación,
evitando superficies reflectantes cuando el paso es de zona oscura a iluminada.
3 Relacionar
el ambiente interior y el exterior, lo que supone una satisfactoria sensación para los usuarios de los espacios.
Casa estudio.Ciudad de México. arq Luis Barragán |
4 Una buena reproducción cromática. El ser humano percibe el color como
la luz que reflejan los objetos. Es decir nuestra percepción depende de la
superficie de los objetos que vemos y de la fuente de luz que los ilumina.
Nuestro patrón en la percepción de los colores es la luz del sol. Sin embargo
ante determinadas fuentes de luz artificial podemos percibir los colores de forma diferente a como los que
vemos bajo la luz natural.
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